Me cuida la espalda del que quiera gobernarme el corazón
Me
perdieron, me perdí. Me caí en la vacilación de no volver a encontrarte, asfixiado
por la mano de la corrupción, del dinero, de la incredulidad del vil metal. Los
escuché pidiendo justicia, envenenados por la inoperancia del funcionario de
turno. Los escuché. Escuché a los ecos de la censura drenándose por los medios
inoperantes gracias a los panelistas de la ignorancia y el oportunismo del
morbo. Observé los guiños en tribunales, la cara más falsa del rock y como me
quieren contar lo que jamás podré olvidar.
También
recordé a un león pidiendo minuto y un matador estallando por la angustia, la
agonía, la sed de justicia de más de veinte mil homenajeando a 194. Ojalá que
pueda escribir en un futuro que sea imposible ver tocar a los Stones en
Cemento, y no seguir contemplando a mi barrio, a mi vida, rehén de los
barrotes.
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