miércoles, 30 de octubre de 2013

Los Piojos - Sudestada

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jueves, 10 de octubre de 2013

miércoles, 25 de septiembre de 2013



Iron Maiden - Wasted Years (Flight 666)



don't waste your time always searching for those wasted years,
face up...make your stand,
and realise you're living in the golden years.

Ismael Serrano - Un hombre espera en el desierto

martes, 24 de septiembre de 2013

Dos Flautitas, por favor

Dos Flautitas, por favor
El panadero Díaz le decían. Decían los que no lo conocían, que era parecido al ex jugador y actual ayudante de campo del gran Alfio Basile, el Coco para todo el ambiente futbolístico. Pero eh aquí el error: el panadero Díaz, de la calle Empídio González al 300, en el barrio de Floresta, no se parecía ni en las cejas arrugadas que lo hacían verse enojado frente a los pedidos de la clientela. Gordo, morocho, robusto, peludo desde la punta del pie gordo hasta las orejas, de espalda ancha, con una brillante pelada como una bola de bowling y brazos que remarcaban lo que los panchos y los choris hicieron en su organismo.
            Así, cada mañana levantaba la persiana en su pequeño local a unas 2 cuadras de la cancha de All Boys. La artrosis en su rodilla izquierda arremetía a cualquier indicio de sentarse a leer el diario. Ligamentos rotos de una y otra pierna y ¡sin hacer nada! Digamos que había más barro que cancha, donde ya no se podía distinguir el número de la camiseta por toda la suciedad que brotaba de ella. Digamos, que una lluvia torrencial limpiaba las ideas de un buen y lírico fútbol bajo las plateas del Malvinas Argentinas. Digamos que era la situación ideal para romperse los ligamentos de las piernas.

            Sofocado por el calor de un enero de pretemporada, va en busca de auxilio y de una botellita de agua en la parte de atrás del negocio. Ya le comentaron que tiene que dejar las historias de fútbol y que pueden atentar contra su salud y corazón. Si, ese corazón que busca escapes donde la garra, la pasión y el fútbol, lo son todo. Busca encontrar esas historias, y olvidar como lo transformó en un jorobado en potencia cargar cajas sobre la espalda. Olvidar como las bolsas del puerto le destruyeron las dos piernas.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Es hora de levantarte querido (¿dormiste bien?)!

Mensajes en una servilleta

Los hijos de la memoria


No quiero salir mamá ni quiero volver a bajar. Espero verlos. Espero que lleguen. Desde el jardín me dieron a entender que no servía. Que, haga lo que haga, no iba a llegar a ser nada. Así me golpearon la cabeza y me dijeron que viera desde abajo sin chistar. Que aceptara lo que me tocaba y no lo que me correspondía. No estoy solo mamá, somos muchos los que no coincidimos con el consciente colectivo. Los esperamos aquí, mamá, en la casa del árbol. La que está sostenida por los sueños de millones de niños sin techo, sin zapatos, sin una herencia política más que la propia. Mamá, Rodolfo, Salvador y Ernesto están conmigo. Me cuidan las espaldas y el corazón. Sí, están medios locos y sueñan despiertos mamá. Se lo que le pasó a papá y que tienes miedo. Su fracaso fue el alimento de la Latinoamérica sudaca, pero el motor para enderezar mis pasos. No quiero vivir con miedo el resto de mis días. El mundo recordará nuestros nombres como los hijos de la memoria. Estaremos de pie, mamá, estaremos de pie.

Yaque venezolano
ulian sabía que cargaba con el peso de unos 25 años entre sus hombros. Emprendía viajes de los cuales nutría su existencia a base de vivencias un poco tardías y amores fugaces. Lo que no entendía era porque siempre el ambiente desprendía aromas no tan agradables. El miedo, la insatisfacción, la incertidumbre y la agonía por la presión popular lo obligaban a caerse. A arrodillarse. A contemplar también el entorno que lo agota y lo margina. No quiere pasar una puerta a la que no puede volver.
“¿Estás segura, no? Mira que la verdad puede doler”.
Ella respondió que sí.
Él aceptó con la cabeza. Su ira comenzó. Se le erizó la piel. La lluvia golpea su rostro y su espalda y lo hace pensar.¿Es una enfermedad?¿Una maldición? Sus pupilas se dilatan al compás de la desaparición de sus huellas en la arena. Es un hombre nuevo. Se recuerda en el reflejo de un espejo de agua de lo que una vez fue. Las gotas no dejan que vea el panorama, por suerte, tiene los de ellas para orientarlo.


Los bigotes de la seducción

Si sabía de él de amores no correspondidos y noches de lujuria y sacrilegios. Por las mañanas descansaba a la luz del sol y se sentada en las cimas más altas. Por ratos, escalaba toallas calientes y comía lo que encontraba. Se perdía, navegaba por las calles que le daban mucho miedo pero sin perder la cordura. La veía, la seducía con colores elegantes y después del amanecer, emprendía la huida como un amante de los de antes. De vez en cuando se conectaban los caminos de Willy y él, que cuidaba la barrera de lo prohibido y lo legal. Sexys, sus ojos color negro resplandecían en la oscura a la espera de la próxima victima. Odia y detesta cualquier tipo de médico que pueda existir, ya que entiende que le quieren sacar su vida. Separar de eso que lo hace tan feliz y lo hace sentir vivo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

La violencia de la irresponsabilidad periodística

La violencia de la irresponsabilidad periodística




¿Qué lugar ocupa el periodismo entre los personajes de reconocimiento público y las personas? Desde allí empieza el error más frecuente y recurrente que trasluce en la sociedad como también en el seno del periodismo: los deportistas son también personas normales y corrientes, con problemas tan iguales y diferentes a los propios. ¿Cuantas veces una opinión crítica en base al trabajo sobrepasa los límites estipulados y se señala con el dedo a esa persona? Ahora, ¿En qué lugar se sitúa el periodista para reclamar despiadadamente y entrometerse en la vida privada de otro  ser humano, cuando lo que se le exige es que sea consecuente con sus actividades dentro de la línea de cal? 

Por un lado, la morbosidad que brote desde la sociedad como también la imperiosa inestabilidad económica lleva a productores, editores, a vivir el día a día como si no hubiera un mañana. Una inestabilidad que lleva a que el fin justifica a los medios. Una locura desenfrenada en que todo es un hecho traumático e imposible de superar, como fue el caso de un descenso de un club de fútbol, Rosario Central, y el suicidio de un hincha por no soportarlo. Los medios alcanzaron un poder demasiado importante centrado en periodistas como formadores de opinión. Un poder tan grande que conlleva una responsabilidad en cuanto a lo que se dice y como se dice. Un poder tan grande que pone en el lugar de negociador en un secuestro de rehenes a un conductor de la televisión, Alejandro Andino, para ser el enlace que resuelva las peticiones entre delincuentes y las autoridades policiales.

 ¿Cuál es el límite moral y ético que impone el periodismo al ser cómplice de críticas desmesuradas que ya superan el ámbito que los compete? El caso de Rogerio Funes Mori es el claro atenuante a una falta de ética periodista y humana.  Más allá de las discusiones sobre las cualidades o carencias deportivas del jugador, desde donde la sociedad se sitúa, aprueba y se mofa de aquel jugador que es persona, de la mano de un periodismo que más que reprimirlo, lo alaba sin ningún reparo y no hace un mea culpa en sus contradicciones. Críticas que traspasan el ambiente deportivo-consciente hasta llegar a lo personal e inconsciente.  

A sí mismo, el ente social ni los considera trabajadores. En este hecho queda en evidencia  la falta de apoyo psicológico en el momento de retirarse de la profesión de la que vivieron toda su vida, indefensos al suceso traumático y carente de armas para lidiar con la situación.

jueves, 29 de agosto de 2013

El Bordo - Llueve en Buenos Aires

Arriba todos vuelan y te veo tan veloz 

miércoles, 28 de agosto de 2013

Colectivo Loreans

A veces se siente como que ninguna colcha pueda abrigar el frío que sufre el ser humano al sentirse abandonado. No existe mensaje, llamado ni almohada que pueda ayudar para amortiguar este dolor. Para encontrar alguna respuesta al ¿Qué fue de tu vida?¿Qué ha sido de la mía?. Ya no te veo en los desayunos con tu corte más salvaje ni contenedor, y tampoco recuerdo lo que es odiar las despedidas al separarnos por el trabajo. El colectivo es el Loreans en el que me embarco habitualmente. Viajo al pasado para entender que fue lo que salió mal, y al futuro sobre como podía haber sido. 
      Hora tras hora, la rutina me encañona con plomo las costillas y me envenena la cabeza como los programas amarillos de la tarde. Busco por esas cosas de la vida, del destino y hasta de mis recuerdos, encontrarte en algún bar o parada de colectivo, para preguntarte como te ha ido, si has tenido chicos o si la vida te trató tan para la mierda como a mí. Huí, huyo a lugares a donde ni yo mismo pudiera encontrarme. Pierdo el tiempo entre recados de momento y sin proyección, y programas que cultivan las sensaciones exteriores que rápidamente desaparecen. Vacio, recorto mi tiempo en la cafetería de la facultad para desembolsar mi vianda de comida vieja y fría con los libros como mi única compañía. Tarde o temprano, los dos ya nos dimos cuenta que nos odiamos mutuamente.
       Los días y las películas ya no saben igual. Puedo perecer en la discusión de que él es o no un estúpido, o ella demasiado rápida. Podía. Ahora hasta me gustaría perder.¿Quién no pudiera amar las discusiones de la valoración de la película en el viaje de vuelta?o tal vez manejar lo más despacio posible para hacer que la inevitable despedida se retrase un poco más. Así, día tras día, noche tras noche, veo como pasa de largo la vida y usted. En el reflejo del vidrio de la barra, nos veo allí riendo como la primera vez, soñando mundos mejores, escribiendo en servilletas de papel un deseo para construir un castillo de pasiones. Ya me vestí de héroe y te rescate de inutilidad y corrupción del gobierno amarillo en una Juan B Justo bajo el agua.

Volveré temprano

Un hombre espera en desierto, mientras que el invierno se escapa por nuestras ventanas y el gas se pierde por las perillas del piloto de la estufa. Un hombre espera, temeroso, impaciente, mientras que los gritos de una madre lo sumergen entre las fábulas de la luz negra y los abrazos culpables del matrimonio infeliz. Siente el peso de los varios acolchados sobre sus rodillas, las pequeñas luciérnagas de luz que se desplayan entre  la persiana que nunca le dejará sentir el reflejo del sol, aunque sí una breve sensación de como sería.

      A medida que abre los ojos, sombras sobrevuelan por encima de la cocina y el comedor, riendo por lo bajo de sus sueños, de sus esperanzas. Dice que conoció la furia de la enfermedad, del desencanto, del desamor.Que cogió en los infiernos sin siquiera preocuparse por verse reflejado en un espejo. Que se acostumbró a la sangre entre los muebles, y policía en el líving. No creía que pretendía volver a aquel lugar. Recorrer las calles, una igual a la otra, aguardando que sea una la que le diga que todo terminó.

      Así se perdió, huyó con varias flechas en la espalda y cortes en el pecho. Hoy será otro hombre, con más alcohol que sueños, pero con cicatrices que llevará a cuestas, eternamente, en el alma. También me dijo que allí conoció el amor. Que amó a alguien. Que dio sus primeros besos y caricias. En esas calles intercedió en la vida de alguien más para que sea un poco más llevadera. No sé si creerle. Me comentó que en una noche de invierno, con el cielo y las estrellas como sábanas, con unas cuantas cervezas, tocó en la guitarra varios rocanroles rebeldes y juveniles. Bailó y planeó una vida de sueños, bajó sus ojos color negro.

      Hoy en día a veces lo veo, esperando la felicidad en el ocaso de un valle, bajo simulaciones de amores fugaces o espejismos.


martes, 27 de agosto de 2013

Valjean's Soliloquy - Les Misérables (2012)

Tu infancia en Menton - Federico García Lorca

Tu infancia en Menton -Federico García Lorca

Poeta en New York 


Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. 
El tren y la mujer que llena el cielo. 
Tu soledad esquiva en los hoteles 
y tu máscara pura de otro signo. 
Es la niñez del mar y tu silencio 
donde los sabios vidrios se quebraban. 
Es tu yerta ignorancia donde estuvo 
mi torso limitado por el fuego. 
Norma de amor te di, hombre de Apolo, 
llanto con ruiseñor enajenado, 
pero, pasto de ruina, te afilabas 
para los breves sueños indecisos. 
Pensamiento de enfrente, luz de ayer, 
índices y señales del acaso. 
Tu cintura de arena sin sosiego 
atiende sólo rastros que no escalan. 
Pero yo he de buscar por los rincones 
tu alma tibia sin ti que no te entiende, 
con el dolor de Apolo detenido 
con que he roto la máscara que llevas. 
Allí, león, allí, furia del cielo, 
te dejaré pacer en mis mejillas; 
allí, caballo azul de mi locura, 
pulso de nebulosa y minutero, 
he de buscar las piedras de alacranes 
y los vestidos de tu madre niña, 
llanto de medianoche y paño roto 
que quitó luna de la sien del muerto. 
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes. 
Alma extraña de mi hueco de venas, 
te he de buscar pequeña y sin raíces. 
¡Amor de siempre, amor, amor de nunca! 
¡Oh, sí! Yo quiero. ¡Amor, amor! Dejadme. 
No me tapen la boca los que buscan 
espigas de Saturno por la nieve 
o castran animales por un cielo, 
clínica y selva de la anatomía. 
Amor, amor, amor. Niñez del mar. 
Tu alma tibia sin ti que no te entiende. 
Amor, amor, un vuelo de la corza 
por el pecho sin fin de la blancura. 
Y tu niñez, amor, y tu niñez. 
El tren y la mujer que llena el cielo. 
Ni tú, ni yo, ni el aire, ni las hojas. 
Sí, tu niñez ya fábula de fuentes.

miércoles, 7 de agosto de 2013

A heart full of love - Les Misérables





Marius 

My name is Marius Pontmercy. 



Cosette 


And mine's Cosette.



Marius 

Cosette, I don't know what to say.


Cosette 

Then make no sound.


Marius 
I am lost 

Cosette 
I am found...

martes, 6 de agosto de 2013

jueves, 1 de agosto de 2013

Un argentino en Venezuela

Entrando a un bar turístico en Venezuela, un argentino viste la camiseta de aquel país y pide un trago. Entre medio, otro hombre apoyado en la barra lo sigue con la vista y alcanza a preguntarle su nacionalidad, intuyendo que era chileno. Sereno, buscando en algún rincón de su cuerpo, tomando el vaso de cerveza [...]
messi
Entrando a un bar turístico en Venezuela, un argentino viste la camiseta de aquel país y pide un trago. Entre medio, otro hombre apoyado en la barra lo sigue con la vista y alcanza a preguntarle su nacionalidad, intuyendo que era chileno. Sereno, buscando en algún rincón de su cuerpo, tomando el vaso de cerveza que anteriormente había solicitado, responde mirando tenso al otro cliente del bar “No, argentino”. De un momento a otro, los ojos del hombre cambiaron mientras su boca comenzó a abrirse, produciendo un leve gesto de sorpresa. Al momento siguiente de haberle respondido, el argentino quitó la mirada con cierta zozobra de él cuando percibió un gesto un tanto extraño de aquel compañero de cantina. Lentamente, aquel hombre que yacía apoyado en la barra de aquel bar, aproximó una mano a la cabeza y se quitó la gorra, sin siquiera despejar la mirada del piso, y se la llevó al pecho. “Para mí como para cualquier venezolano, que un argentino lleve puesta nuestra camiseta es un signo de admiración y orgullo, como también de locura si usted me lo permite”- después que elevara una pequeña mueca de sonrisa, al terminar de decir la frase. Perplejo, ahora el que acontecía boquiabierto era el nacido en Floresta.  Buscando palabras que puedan explicar lo imposible, no pudo responder a aquel hombre que primeramente, lo había confundido con un chileno. Solo atinó a sonreir y a decir “gracias”, largando una leve carcajada con una vergüenza que más que expresarse en la cara, le salía por el alma.
¿Cuántos grandes jugadores, excepcionales existen en el mundo? ¿cuántos que se llevan la admiración de todos y el respeto? ¿Cuántos? Cientos podríamos decir, pero quién podría llevar a este grado de adulación, partiendo desde lo más noble y humilde. Cientos de jugadores argentinos pueden hacer respetar el nombre del país jugando y desarrollándose en los equipos más importantes y ganadores del mundo, en España, Italia o cualquier país europeo, pero ninguno llegaría a causar este grado de respeto que supera cualquier frontera dialéctica, política y también social. Lionel Messi es el más claro ejemplo del mundo de humildad, trabajo, simpleza y compañerismo que puede estar en los poster de chicos de cualquier parte del mundo: desdeAustralia hasta Canadá, como también en la cabeza de los adultos. Siempre se puede hablar de la calidad extraordinaria futbolística que posee el rosarino, pero a cada persona que se le pregunta, siempre recuerda la clase de persona y ejemplo que ofrece para el mundo. Lionel Messi catapultó a Argentina a puntos que nadie ya puede explicar ni puede tomar dimensión conscientemente de lo que eso significa.
Gracias a Lionel, este pobre argentino caído en prepotencia, en soberbia por pensar que por ser argentino es más que ser chileno, colombiano o lo que fuera, cayó redondo y de rodillas gracias a las desventuras que un loco bajito comenzó a hacer por las tierras catalanas y se expandieron a lo largo y ancho del mundo, sembrando en cada rincón que tanto nos creemos, y que tan poco somos.

martes, 30 de julio de 2013

Generación. Parte I

Generación. Parte I



Nadie llamó a su puerta cuando se enteraron lo que había ocurrido. Benjamín no fue el primero de la lista ni tampoco el último, ya que su nombre inspiraba una total indiferencia frente a los demás. Como era recurrente
en su hábitat se encontraban porciones de muzzarella deambulando entre la alfombra y la mesa, varios envases de cerveza por los estantes de la cocina y en el piso del living, al compás de "Como soñándote, a mar abierta, con la tormenta y frió en mi voz..." bajo el socarrón de Norberto Napolitano en su celular. Cuando pensaba en esos grandes personajes, llenos de varonilidad, de voz desgarradora, seca e imponente que haría sudar a cualquier ser, los odiaba por no comprender como podían ahogarse en whisky. ¿Whisky? Sí. Tal vez esos héroes de épocas pasadas eran de otra madera, de urgencias más nobles o orgullos no tan contaminados. La representación del siglo XXI sobre aquellos hombres urgía en un espécimen descarrilado, bajo en el autoestima que delimita la moral y ética cuando la justicia decidió no formar parte en esta reunión.
      Dentro de lo que llamaríamos hogar para Benjamín, desfila el desorden, comida de días pasados, paquetes de cigarillos y otra vez, varias botellas de cerveza. A lo que más odia Benjamín en todo su hogar, y también en las mañanas es a Francisca. Ella es la persona que le recuerda lo poco que vale su vida, su dolor y su inmediata sensación de fracaso por volver a despertar. Francisca desenfunda sus cañones y no teme en disparar exactamente a las 6.30 de la mañana todos los días, sin domingos ni feriados como excepción a los sueños de Benjamín. Dice que los vampiros son su familia más cercana, al comenzar su día en la oscuridad y culminar con ella. Apenas 20 minutos le alcanzan y sobran a Benjamín para partir a la parada del 166 para reunirse con sus viejos amigos que lo acompañan hace más de 15 años a su trabajo. Más de 2 horas de viajes pierde en el traslado de su departamento al trabajo, ¿cuanto tiempo sería ese en toda una vida? Cuidado, él no viaja solo. A su lado, las miserias, la muerte y los demonios nunca lo abandonan. Como uno más de los millones de argentinos que abandonan el calor de su hogar, de los brazos de su mujer e hijos, Benjamín toma el subte asfixiado por la crisis que golpea al país. Allí la recuerda, allí la vuelve a perder. Iluminado por la voz de Márquez en su cabeza, pone color a sus mañanas leyendo. Algunas veces, me cuenta, cree pasarse de la bajada para poder encontrarse con ella. Entre cortes de luz de menos de un segundo y un parpadeo, cree verla una vez más, entre la mirada de la gente que no deja de apartarlo de lo que piensa es su destino. Vacio, incompleto, Gael le recuerda que debe seguir sobreviviendo. Nunca le pareció que sea tan, tan largo, Palermo de Catedral.
      Al paso de lo que Buenos Aires devora a la ingenuidad, entre sus pensamientos sondan los titulares que lo medios de comunicación televisivos venden con el fallecimiento de la persona de turno, un padre que violó y asesinó a sus hijos, un criminal que mató a una persona a trompadas solo por mirarlo mal y que nuevo jugador de fútbol salió a tal boliche. Le aborrecen esas noticias. Le repugna en que se transformado lo que en algún momento lo enamoró. Cada vez confía más en sus canciones que en las personas y en el dinero. Benjamín no comprende como las personas escuchan a individuos con ideales verdes sin escudos ni banderas, utilizando la ignorancia y el odio como instrumento para llegar a ellos. Benjamín es de la generación-nexo, la siguiente entre la dominada por militares y la engorrosa 90' menemista. La que llega después de un vacío existencial por la actividad y el terrorismo de individuos que borró de circulación todos los sueño de los jóvenes. La década de los pibes de barrios sin salidas en una nación vaciada por la privatización y los dólares oligarcas. Los años en los que el rock marginal fluyó gracias a los canales del boca en boca y la discriminación clasicista. Él creía en un Dios redondo y nada más, hasta que un candado con leyendas de corrupción en su silueta dibujaba 194 maneras de perderse en sí mismo otra vez. Benjamín es de la generación de la cerveza y la droga barata, y amigos pintados en los paredones de las plazas. Benjamín hoy camina con golpes que la vida no supo advertirle, arrastrándolos en cada paso, decisión y fracaso. Quizás no fue la costumbre de amarla, de protegerla, lo que hizo que esto pasara. Frágil como un cristal, se rajó en el centro cuando se le escurrió entre sus dedos, entre sus pequeños y cuidados dedos con detalles de francesita.
      Saltos de pintura, persianas bajo la misma suerte y una pequeña ventana, llega al 1448 en el final de la calle. Ahorrándose una excusa más para no comenzar con su rutina habitual, extrae de su saco un pequeño paquete de cigarrillos algo entrujados por el apuro del subte y la extrañeza que envuelve a su figura. Benjamín sabe que en el teléfono sonará lo de siempre: una mujer adinera que sospecha de las andanzas de su marido, una desaparición provocada por el alcohol, un drogadicto padeciente entre otras cosas. Benjamín realmente sabe porqué espera allí a esa hora y en ese lugar especialmente. La recuerda, la espera, aunque ella nunca aparecerá.

viernes, 26 de julio de 2013

Va te faire foutre Paris: Parte II

Va te faire foutre Paris. Parte II


11-56443839 y vos no contestas. No creo que un viernes como éste sea el indicado para rechazar mis llamadas. Odioso el momento impertinente en el que me embauqué en digitar tu número y jugué mi destino en salirme con la mía. En morirme y quererte con una pantalla de por medio. Crecí, me agité cuando empapaste mi pecho con tu cabeza, cuando Buenos Aires furioso nos dejó en la calle regalándonos un último beso húmedo. Y aquí te espero, en la misma plaza, en el mismo ardor provocado por la insensatez del que pasará
      No confío en los huéspedes que en este tiempo, pasaron por la puerta de tu lugar, pero otra opción no tengo. Y aquí estoy, no tengo palabras, ya no sé sobre que más escribir. Parecería que el fuego era eterno y las dudas circunstanciales. La urgencia de verte sobrepasa cualquier límite conocido por el ser humano y hasta el tiempo. Tantas partidas, vidrios de colectivos empañados y abrazos sobre la arena en el mar. Al final, el día que volví la mirada y estabas allí, conocí a la mujer de mi vida. Cuando nos confundimos entre el humo, la oscuridad y el ruido de un bar de solitario soñando mundos mejores. No puedo erradicar el recuerdo de morir frente a tus ojos negros mientras revelan el transcurso de toda una vida en ellos. Cuando la marea invadió nuestro cuarto y huiste al sur para empezar de nuevo, para olvidarme entre hojas marchitas y contestadores. También, cuando el reflejo del camino de pétalos con la luz de las velas marcaban el camino hacía mi alcoba. 
      No puedo reconocer el día que te marchaste, el que dejamos de ser un ser único y simbiótico. No sé lo que pasó. No sé lo que pasó. Algunos me comentan que lo llaman trabajo, otros inseguridades y aquellos diferencias. No importa. El avión es un pretexto para plantar en tierra todo lo que quisimos en algún día y ahora en más quedarán en ese lugar. No voy a formar parte de eso. Algo tendré que hacer. Algo. Lo que sea. Abordar el aeroplano como vestido como capitán, infiltrarme en el equipo de mantenimiento y desponer algún motor, neumático para evitar el despegue. O tal vez suba y diga que tengo una bomba en mi espalda. No, mejor no. No existen retenciones de aduana, pasaportes o etiquetas para esto. No resisten. suavemente me escabullo hasta el conducto de los tickets y comienzo la carrera más larga, espectacular e importante de mi vida. Golpeo,trastabillo con personal de seguridad viendo lejano la luz que me une y separa de ti. No puedo cometer el mismo error de Rick con Ilsa, aunque los ame. A los gritos de que no puedo estar aquí, la azafata coloca su cuerpo entre medio de la entrada y yo. A los gritos, le manifiesto que esto demorará un segundo de su tiempo y el resto de toda mi vida. 

lunes, 22 de julio de 2013

"Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira"


Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira



Claro, veni, no dejes sin aire a este pobre polizonte. Huyamos de los mares que nos atrapan, de las nubes radiantes de alergias del invierno que no dejan de perseguirnos. A fin de cuentas, subestimé el ideal que Javier tenía en mente, y no es que tenga algo en contra de Javier. Siempre creí en sus habladurías contra las grandes organizaciones y todo eso que va del capitalismo, lo comercial y los niños. Sí, nunca creí tampoco en mí mismo. Lo sé, no hay ideal más noble por qué luchar que el que compromete a nuestro futuro. Soy un poco débil y también asustadizo, pero sin mala intención. ¿O mi mala intención será ser cómplice indirecto por dejar ser y no tratar de cambiarlo? Algún día, la sonrisa del planeta será de mil niños y hombres descalzos con más Sherlock Holmes para leer que un slogan global sobre una hamburguesa tan impersonal como demagógica (que extraño que se ve cuando el corrector de Google quiere sustituir la "demagógica" por "pedagógica").

"Nada resulta más engañoso que un hecho evidente"No soy de los que te buscan entre mis amigos y curiosea por ahí para saber en donde te has metido. Prefiero encontrarte entre mis sueños, recordando una noche donde la lluvia hacia eco a mis plegarias y nos obligaba a refugiarnos en un bar de San Martín y Beiró. ¿Entre tantas ciudades, tantos bares y millones de personas, te pude encontrar? Reconozco que no era una de mis mejores presencias, que carecía de gracia abrazado a mi costado más repulsivo por viejos improperios. También, reconozco que una sola mirada mientras me reconocía en tus ojos me costó para convencerme que estaba metido en un aprieto. En uno de esos en el que Adán ya sabe su destino aunque no necesite una frase para que esto ocurra.
      Todo esto, ¿Para qué? Para ver como un sistema defiende al oportunista de momento que lucra con la desesperación, el miedo y el terror dejando atrás todos sus valores. Decidir de pertenecer a un lugar donde los valores no tienen precio ni consulta, pero si las cuentas a fin de mes y el hambre. Escuchar otra vez a la pirámide invertida, pero con mis valores en el lugar de las comidas. ¿A quién querré cambiar en un mundo que está acostumbrado a vivir en el desengaño? Un héroe que no busca la redención ni el aclame de la sociedad. Un mundo envuelto en la dignidad de la ignorancia con ídolos populares como estereotipos marcados.



El Marido de la peluquera - Pedro Guerra & Ismael Serrano



Creció con su sueño y un día le dijo:
Acabo de verte y ya sé que nací pa' casarme contigo.

miércoles, 3 de julio de 2013

Gentihombres a la papelera


Los gentihombres se acabaron con la época de la globalización, de la incoherencia en el amar. Que se perdió entre trenes vacios, y bloques de back-up de la cpu. Ahora, cuentan los hombres de más dolores que  satisfacciones, se pone por encima al alcohol y las malas actitudes que al abrigo en el piso siendo puente frente a la tempestad de la lluvia.
La era de des-información nos enseña a amar a través de las teclas y a odiarnos por brillosas pantallas. Como pasó con los guapos y la pólvora, ocurrió lo mismo con ellos y la tegnología. Google nos enseña la manera de besar y como engañar a nuestros sentidos, como querer a una fotografía y una ilusión de lo que jamás será.
¿Dónde quedaron los hombres que querían por la mano de cartas expresadas por el error de la tinta y ortografía manual enardecida por el aroma de un perfume que sea  suyo?
Que un mensaje no sea una excusa para no amar ni un no enviado una evidencia para obviar. Que el humor o negligencia de las compañías telefónicas móviles no tendan el fino hilo de nuestra vergüenza a causas injustas o nuestra oportunidad para amar una vez más.  Que nuestra dependencia se sienta bajo el nerviosismo de una guitarra y no bajo los parlantes 2.0 de un I-pod.
¿Dónde es, sino en el cine, donde elegimos una película sin saber siquiera el argumento para poder contemplar allí nuestro primer efímero como eterno, beso? Será que todavía vivo en la época de Sabina y Serrat cantando a tus caderas y tu arrogancia, y no en inbox ni mensajería instantánea. ¿Que más instantáneo que llamarte y poder decirte "te amo", pese a la luz del subte o el sofocamiento del colectivo de turno?

Cienfuegos para ser lo que quieras

Cienfuegos para ser lo que quieras
Juan Martín Cienfuegos lo llamaban. Bajo mucho de los tinglados y tabernas que confundían a los hombres grises en los 70’, planeaba el siguiente movimiento montonero. Otros cuentan que, luego de una operación que no resultó como lo planearon, partió al norte para refugiarse bajo la dudas del efímero mandato de Asbún.
                Después de vacilaciones, de datos y pasos en falso, el gran Cienfuegos está en Buenos Aires. En su figura, se guardan míticas historias como así las discrepancias de su veracidad: desde informante y espía del gobierno en el exterior, hasta mercenario del dinero y no de las ideas.  Se dice también que él fue quien eligió el nombre de Ramón Benítez para Ernesto Guevara de la Serna en su último viaje a Bolivia. ¿Quién diría que el gran Cienfuegos ahora trabaje en una puesto matutino que provee a los ciudadanos de todo tipo de información, desde espectáculos hasta economía y, porque no, pornográfica?
                Desdicha es la suerte y la juventud que abandonó a un asesino para algunos, y tal vez un héroe para otros. Cerca de los antiguos bares que decoran el emerger de las distintas generaciones de la calle Corrientes, se susurra que agotaba su último dólar de alcohol cuando el presidente del Sur partía al cielo, mientras que otro grupo me afirma que en ese momento abría un champán de la nevera al compás de la llamada de su amigo Martínez de Hoz.

                A pesar de que solo sean un par de metros que me separan de él, prefiero no traspasar esa pared que divide el mito de la realidad. Sin embargo, acepto que refuto mi accionar debido a que recientemente corrió la versión que sí, el Cienfuegos de las miles de batallas, ahora mismo está en Atenas en busca de liberación por la apropiación de los cinco medios nacionales de difusión de Grecia, dominadas por solo seis clanes de familias impuestas por el gobierno.

martes, 4 de junio de 2013



"Saruman believes it is only great power that can hold evil in check, but that is not what I have found. I found it is the small everyday deeds of ordinary folk that keep the darkness at bay. Small acts of kindness and love. Why Bilbo Baggins? Perhaps because I am afraid, and he gives me courage."

No seas cobarde

Ni vagos ni perezosos, ven, acompáñame. No, no te quedes con lo que alguna vez pudimos llegar a ser o no, solo ven, tómame de la mano y sujétate bien, que en el este avión no quedan paracaídas y sí mucho combustible, de un amor sin reciclaje. Ven, no te dejes influenciar por problemas del tiempo y de la demagogia del canal de las noticias, siempre dicen las mentiras para confundir corazones indecisos. Ven, piérdete conmigo entre las nubes y el ruido en el momento que bailamos bajo la luz de la toscana sobre el reflejo de la luna. No seas cobarde, y déjame enseñarte 20 abriles más y lo poco que queda del mundo comparado a tu belleza. Ya pasaron las épocas que los libros suplantaban mi presencia y mis abrazos, ahora queda el tiempo para reconfortarnos. Dejemos que nos queme el dulce sabor del azúcar y nos atrape una negra bachata en el corazón de Latinoamerica. Pierde el vértigo de la necedad y cae en mis brazos. No te confundas, siempre estaré allí para recogerte antes que tus pies toquen el agua y que el frio llegue a tus espaldas. Que no nos queden historias por contar ni locuras inconclusas, ni besos complotados debido al exceso de miradas y de unas pintas también. 



De Gallardo a Callao.



En el sueño que representa el portal entre mi realidad y la reflexión de mi tierra prometida, tras tocar las 20 y sentir como se evapora en el aire el sudor de la hora universitaria. De paredes verdes, noches que intercambian más augurios del costado menos querido que abrazos, espero encontrarte. Vuelvo, espero, planeo. Con el tan solo contar de Callao a Ángel Gallardo le alcanza a mi piel para reflotar por las membranas de tus manos, compungidas a la determinante excusa de conocer el remedio que remota por encima de tu cintura.
    Tan solo unos cuantos minutos donde interpreto la vida de otro, con mis trajes, mi portafolio, mis corbatas bien prolijeadas a tono con el pañuelo que envuelve el calor de mis sueños y el rojo de tus mejillas. En ese momento, en ese retardo en que Palermo nos deparará un café, un bar, una situación simulada o planeada, donde citaré collares de estrellas, bajo el claro reflejo de la luna, en tus ojos. Sí, son a veces, las cosas con la que puedo llegar a soñar cuando duermo despierto. Cuando imagino un mundo en el que el tuyo y el mio sean iguales. Iguales categorías, de iguales sintonias. Tan solo unos pocos para poder amarte por lo que me queda de día, y tal vez de vida. 100 minutos a la semana para planear el resto de mi vida y la tuya.
    Ya me besé en Cubagua, alquilé un piso de arena cerca de la manzana de las luces, y odié una  obra en el Picadelli. Ya me bauticé en la plaza de los pañuelos blancos y me sentencié a un duelo a muerte contra los objetos que atentan contra tu vida y la mía. Objetos, algunas veces denominados personas, que nutren su vanidad por el consumismo de grupos hegemónicos económicos, drenando poco a poco, lo que queda de mi vida. ¿Qué sería de mi sin vos? En distintas oportunidades que por lo limitado y lo económico, prefiero no contar, me acechan envenenando mi alma y tratando de quebrantar mi voluntad. Mi deseo de resistirme frente a lo que ya se acerca más a un hecho en vez de un deseo. Golpeándome las rodillas, gritándome en el oído, en la cabeza, que me arrodille ante ellos. Que no hay formula que pueda contrarrestarlos ni bien que pueda ahuyentarlos. Que me rinda sin dolor ni sacrificios sin sentidos. ¿Qué sería de mi sin vos? Levantando el mentón, apoyando primero mi pierna izquierda para levantarme, escupo sus intereses y sus derechos comprados, golpeo con mis manos la corrupción que me somete en el piso e insulto con palabras de irrealidades en el viento. Asumo el riesgo, ¿qué otra cosa podría valer más la pena que esto?
    Huí al oeste para empezar de nuevo. Escapé de mis terrores enterrados en Floresta, asesinándome en cada Sarmiento que devoraba mis sueños y virtudes. Comí, recé, amé, bajo las sábanas de un tinglado en Juan B. Justo mientras se detenía todo a mi alrededor por San Martín y Beiro, un destello de realidad que cambiaría para siempre el camino de mis días. Así, te miro, me desangro, me recupero, creo, mato, vivo.
    Así derroto las realidades que marginan mis estrellas y agitan mi mundo. Así vivo en un mundo de un par de estaciones que proveen de oxígeno para el resto de mi día, o mejor dicho, hasta llegar al próximo viaje.

viernes, 24 de mayo de 2013

Señores y amigos, compañeros de tartulias y domingos del 85 por la mañana. Más bien tarde que temprano, llevaremos el hielo del tiempo a la templanza del hogar, recobijandonos bajo las telas húmedas de los planes sociales, el desempleo mientras que cada tarde del domingo, espero llegar con otras noticias bajo el brazo. Despierta, sueña y no te canses de luchar. Bajo ningún aspecto de nuestra historia, de la historia de la humanidad, del potencial del ser humano, quedarse atorado en la puerta resolvió nada. Ni en aquellas fábricas teñidas de sangre obrera en el mayo francés ni los más avergonzados de España en este nuevo siglo. Lucha, muere, padece, revive, que así son más sagradas las victorias, y menos dolorosas las derrotas. Se dice que para elevar el nivel, el caudal de un triunfo, es necesario sobrevalorar al oponente para justificar la inmensidad de la victoria.

Despierta.


sábado, 27 de abril de 2013

Peumayen nos mira desde enfrente



Peumayen nos mira desde enfrente


Queda claro lo ingrato que es este mundo. Más que el mundo, las manos engrasadas que lo operan a su antojo, a su servicio, a su merced. La necesidad imperiosa de dominar a propios y ajenos bajo las instituciones del miedo, del dolor y la represión. Comunicadores de falacias, inundan viralmente las venas de trabajadores, empleados haciéndolos enfrentarse unos a otros, cuando ellos realmente deberían estar unidos frente a los grupos hegemónicos que dominan un país. Curiosamente, al mismo tiempo La Plata sufre las necesidades que siempre tuvo, que siempre contempló entre sus entrañas, cuando se construía un estadio innecesario con un objetivo más político que social.
 
De aquí viene, de aquí parte la genealogía Argentina que, década tras década, decora nuestros grises y húmedos, cuartos de tragedias, de mentiras, de banalidades de campañas amarillas cool. A salvo estamos, de perder la unidad pública y popular. De conocer más del cine, del ocio, de los estímulos que provocan la educación, el conocer más, el motor que hace funcionar a nuestra cabeza. De privatizar tus ideas, tus sueños de espacios de cultura para el menos beneficiado. En fin, una Argentina a oscuras vagando entre salones apagados, tropezando con bloques corporativos impulsados por el ideal económico de unos pocos. Una Argentina ahogada en su propio grito, atada de pies y manos frente al patrón de la ignorancia, del desconocimiento y estupidez. ¿Quién querría un pueblo molesto, informado capaz de dudar de los accionares de las, por decirlo así, personas que los representa?

Un idiota. Un corazón acechado en un corralito, una juventud marcada por 194 cicatrices con secuelas en el alma y un Once que nos golpea en la quijada para ver lo poco que importamos a uno u otro grupo. Lo solo que estamos. Lo único que tenemos. ¿Quién tiene tiempo para visitar una playa artificial entre medio de la Ciudad de Buenos Aires cuando el Sarmiento (Dios quiera que no) me abre la puerta y me invita a dejarme vencer?, a desechar la idea de que algún día todo esto va a cambiar y se nos hablará como personas y no como un número. No soy recomendable para nada. Para ningún sector ni persona que esté de acuerdo en encontrar niños en la calle o durmiendo en la puerta de un local de comidas rápidas. Que le sea indiferente nombres como Mariano Fereyra o Julio López, pero si conocidos el amorío de la revista de turno. No se trata de demonizar modelos o purificar realidades.

Se trata de Norberto, el panadero, y Julio, el vendedor de autos. Dos personas. Dos vidas. Dos vecinos. ¿En qué los convirtió los medios de comunicación para que se odiasen tanto? Para encontrar en el otro una bronca, un dolor tan grande, que no lo sentían antes de conocer el pensamiento político que tenía el otro. Oficialista u oposición, son personas, son vecinos, amigos. Sean de color amarillo, naranja o celeste y blanca, son todos iguales. Argentina, dulce país de soberbia y orgullo donde solo se mira al otro para ver quien la tiene más grande y no para saludarlo.

Me cuida la espalda del que quiera gobernarme el corazón

Me cuida la espalda del que quiera gobernarme el corazón


Me perdieron, me perdí. Me caí en la vacilación de no volver a encontrarte, asfixiado por la mano de la corrupción, del dinero, de la incredulidad del vil metal. Los escuché pidiendo justicia, envenenados por la inoperancia del funcionario de turno. Los escuché. Escuché a los ecos de la censura drenándose por los medios inoperantes gracias a los panelistas de la ignorancia y el oportunismo del morbo. Observé los guiños en tribunales, la cara más falsa del rock y como me quieren contar lo que jamás podré olvidar.
También recordé a un león pidiendo minuto y un matador estallando por la angustia, la agonía, la sed de justicia de más de veinte mil homenajeando a 194. Ojalá que pueda escribir en un futuro que sea imposible ver tocar a los Stones en Cemento, y no seguir contemplando a mi barrio, a mi vida, rehén de los barrotes.