martes, 30 de julio de 2013

Generación. Parte I

Generación. Parte I



Nadie llamó a su puerta cuando se enteraron lo que había ocurrido. Benjamín no fue el primero de la lista ni tampoco el último, ya que su nombre inspiraba una total indiferencia frente a los demás. Como era recurrente
en su hábitat se encontraban porciones de muzzarella deambulando entre la alfombra y la mesa, varios envases de cerveza por los estantes de la cocina y en el piso del living, al compás de "Como soñándote, a mar abierta, con la tormenta y frió en mi voz..." bajo el socarrón de Norberto Napolitano en su celular. Cuando pensaba en esos grandes personajes, llenos de varonilidad, de voz desgarradora, seca e imponente que haría sudar a cualquier ser, los odiaba por no comprender como podían ahogarse en whisky. ¿Whisky? Sí. Tal vez esos héroes de épocas pasadas eran de otra madera, de urgencias más nobles o orgullos no tan contaminados. La representación del siglo XXI sobre aquellos hombres urgía en un espécimen descarrilado, bajo en el autoestima que delimita la moral y ética cuando la justicia decidió no formar parte en esta reunión.
      Dentro de lo que llamaríamos hogar para Benjamín, desfila el desorden, comida de días pasados, paquetes de cigarillos y otra vez, varias botellas de cerveza. A lo que más odia Benjamín en todo su hogar, y también en las mañanas es a Francisca. Ella es la persona que le recuerda lo poco que vale su vida, su dolor y su inmediata sensación de fracaso por volver a despertar. Francisca desenfunda sus cañones y no teme en disparar exactamente a las 6.30 de la mañana todos los días, sin domingos ni feriados como excepción a los sueños de Benjamín. Dice que los vampiros son su familia más cercana, al comenzar su día en la oscuridad y culminar con ella. Apenas 20 minutos le alcanzan y sobran a Benjamín para partir a la parada del 166 para reunirse con sus viejos amigos que lo acompañan hace más de 15 años a su trabajo. Más de 2 horas de viajes pierde en el traslado de su departamento al trabajo, ¿cuanto tiempo sería ese en toda una vida? Cuidado, él no viaja solo. A su lado, las miserias, la muerte y los demonios nunca lo abandonan. Como uno más de los millones de argentinos que abandonan el calor de su hogar, de los brazos de su mujer e hijos, Benjamín toma el subte asfixiado por la crisis que golpea al país. Allí la recuerda, allí la vuelve a perder. Iluminado por la voz de Márquez en su cabeza, pone color a sus mañanas leyendo. Algunas veces, me cuenta, cree pasarse de la bajada para poder encontrarse con ella. Entre cortes de luz de menos de un segundo y un parpadeo, cree verla una vez más, entre la mirada de la gente que no deja de apartarlo de lo que piensa es su destino. Vacio, incompleto, Gael le recuerda que debe seguir sobreviviendo. Nunca le pareció que sea tan, tan largo, Palermo de Catedral.
      Al paso de lo que Buenos Aires devora a la ingenuidad, entre sus pensamientos sondan los titulares que lo medios de comunicación televisivos venden con el fallecimiento de la persona de turno, un padre que violó y asesinó a sus hijos, un criminal que mató a una persona a trompadas solo por mirarlo mal y que nuevo jugador de fútbol salió a tal boliche. Le aborrecen esas noticias. Le repugna en que se transformado lo que en algún momento lo enamoró. Cada vez confía más en sus canciones que en las personas y en el dinero. Benjamín no comprende como las personas escuchan a individuos con ideales verdes sin escudos ni banderas, utilizando la ignorancia y el odio como instrumento para llegar a ellos. Benjamín es de la generación-nexo, la siguiente entre la dominada por militares y la engorrosa 90' menemista. La que llega después de un vacío existencial por la actividad y el terrorismo de individuos que borró de circulación todos los sueño de los jóvenes. La década de los pibes de barrios sin salidas en una nación vaciada por la privatización y los dólares oligarcas. Los años en los que el rock marginal fluyó gracias a los canales del boca en boca y la discriminación clasicista. Él creía en un Dios redondo y nada más, hasta que un candado con leyendas de corrupción en su silueta dibujaba 194 maneras de perderse en sí mismo otra vez. Benjamín es de la generación de la cerveza y la droga barata, y amigos pintados en los paredones de las plazas. Benjamín hoy camina con golpes que la vida no supo advertirle, arrastrándolos en cada paso, decisión y fracaso. Quizás no fue la costumbre de amarla, de protegerla, lo que hizo que esto pasara. Frágil como un cristal, se rajó en el centro cuando se le escurrió entre sus dedos, entre sus pequeños y cuidados dedos con detalles de francesita.
      Saltos de pintura, persianas bajo la misma suerte y una pequeña ventana, llega al 1448 en el final de la calle. Ahorrándose una excusa más para no comenzar con su rutina habitual, extrae de su saco un pequeño paquete de cigarrillos algo entrujados por el apuro del subte y la extrañeza que envuelve a su figura. Benjamín sabe que en el teléfono sonará lo de siempre: una mujer adinera que sospecha de las andanzas de su marido, una desaparición provocada por el alcohol, un drogadicto padeciente entre otras cosas. Benjamín realmente sabe porqué espera allí a esa hora y en ese lugar especialmente. La recuerda, la espera, aunque ella nunca aparecerá.

viernes, 26 de julio de 2013

Va te faire foutre Paris: Parte II

Va te faire foutre Paris. Parte II


11-56443839 y vos no contestas. No creo que un viernes como éste sea el indicado para rechazar mis llamadas. Odioso el momento impertinente en el que me embauqué en digitar tu número y jugué mi destino en salirme con la mía. En morirme y quererte con una pantalla de por medio. Crecí, me agité cuando empapaste mi pecho con tu cabeza, cuando Buenos Aires furioso nos dejó en la calle regalándonos un último beso húmedo. Y aquí te espero, en la misma plaza, en el mismo ardor provocado por la insensatez del que pasará
      No confío en los huéspedes que en este tiempo, pasaron por la puerta de tu lugar, pero otra opción no tengo. Y aquí estoy, no tengo palabras, ya no sé sobre que más escribir. Parecería que el fuego era eterno y las dudas circunstanciales. La urgencia de verte sobrepasa cualquier límite conocido por el ser humano y hasta el tiempo. Tantas partidas, vidrios de colectivos empañados y abrazos sobre la arena en el mar. Al final, el día que volví la mirada y estabas allí, conocí a la mujer de mi vida. Cuando nos confundimos entre el humo, la oscuridad y el ruido de un bar de solitario soñando mundos mejores. No puedo erradicar el recuerdo de morir frente a tus ojos negros mientras revelan el transcurso de toda una vida en ellos. Cuando la marea invadió nuestro cuarto y huiste al sur para empezar de nuevo, para olvidarme entre hojas marchitas y contestadores. También, cuando el reflejo del camino de pétalos con la luz de las velas marcaban el camino hacía mi alcoba. 
      No puedo reconocer el día que te marchaste, el que dejamos de ser un ser único y simbiótico. No sé lo que pasó. No sé lo que pasó. Algunos me comentan que lo llaman trabajo, otros inseguridades y aquellos diferencias. No importa. El avión es un pretexto para plantar en tierra todo lo que quisimos en algún día y ahora en más quedarán en ese lugar. No voy a formar parte de eso. Algo tendré que hacer. Algo. Lo que sea. Abordar el aeroplano como vestido como capitán, infiltrarme en el equipo de mantenimiento y desponer algún motor, neumático para evitar el despegue. O tal vez suba y diga que tengo una bomba en mi espalda. No, mejor no. No existen retenciones de aduana, pasaportes o etiquetas para esto. No resisten. suavemente me escabullo hasta el conducto de los tickets y comienzo la carrera más larga, espectacular e importante de mi vida. Golpeo,trastabillo con personal de seguridad viendo lejano la luz que me une y separa de ti. No puedo cometer el mismo error de Rick con Ilsa, aunque los ame. A los gritos de que no puedo estar aquí, la azafata coloca su cuerpo entre medio de la entrada y yo. A los gritos, le manifiesto que esto demorará un segundo de su tiempo y el resto de toda mi vida. 

lunes, 22 de julio de 2013

"Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira"


Un tonto encuentra siempre otro más tonto que lo admira



Claro, veni, no dejes sin aire a este pobre polizonte. Huyamos de los mares que nos atrapan, de las nubes radiantes de alergias del invierno que no dejan de perseguirnos. A fin de cuentas, subestimé el ideal que Javier tenía en mente, y no es que tenga algo en contra de Javier. Siempre creí en sus habladurías contra las grandes organizaciones y todo eso que va del capitalismo, lo comercial y los niños. Sí, nunca creí tampoco en mí mismo. Lo sé, no hay ideal más noble por qué luchar que el que compromete a nuestro futuro. Soy un poco débil y también asustadizo, pero sin mala intención. ¿O mi mala intención será ser cómplice indirecto por dejar ser y no tratar de cambiarlo? Algún día, la sonrisa del planeta será de mil niños y hombres descalzos con más Sherlock Holmes para leer que un slogan global sobre una hamburguesa tan impersonal como demagógica (que extraño que se ve cuando el corrector de Google quiere sustituir la "demagógica" por "pedagógica").

"Nada resulta más engañoso que un hecho evidente"No soy de los que te buscan entre mis amigos y curiosea por ahí para saber en donde te has metido. Prefiero encontrarte entre mis sueños, recordando una noche donde la lluvia hacia eco a mis plegarias y nos obligaba a refugiarnos en un bar de San Martín y Beiró. ¿Entre tantas ciudades, tantos bares y millones de personas, te pude encontrar? Reconozco que no era una de mis mejores presencias, que carecía de gracia abrazado a mi costado más repulsivo por viejos improperios. También, reconozco que una sola mirada mientras me reconocía en tus ojos me costó para convencerme que estaba metido en un aprieto. En uno de esos en el que Adán ya sabe su destino aunque no necesite una frase para que esto ocurra.
      Todo esto, ¿Para qué? Para ver como un sistema defiende al oportunista de momento que lucra con la desesperación, el miedo y el terror dejando atrás todos sus valores. Decidir de pertenecer a un lugar donde los valores no tienen precio ni consulta, pero si las cuentas a fin de mes y el hambre. Escuchar otra vez a la pirámide invertida, pero con mis valores en el lugar de las comidas. ¿A quién querré cambiar en un mundo que está acostumbrado a vivir en el desengaño? Un héroe que no busca la redención ni el aclame de la sociedad. Un mundo envuelto en la dignidad de la ignorancia con ídolos populares como estereotipos marcados.



El Marido de la peluquera - Pedro Guerra & Ismael Serrano



Creció con su sueño y un día le dijo:
Acabo de verte y ya sé que nací pa' casarme contigo.

miércoles, 3 de julio de 2013

Gentihombres a la papelera


Los gentihombres se acabaron con la época de la globalización, de la incoherencia en el amar. Que se perdió entre trenes vacios, y bloques de back-up de la cpu. Ahora, cuentan los hombres de más dolores que  satisfacciones, se pone por encima al alcohol y las malas actitudes que al abrigo en el piso siendo puente frente a la tempestad de la lluvia.
La era de des-información nos enseña a amar a través de las teclas y a odiarnos por brillosas pantallas. Como pasó con los guapos y la pólvora, ocurrió lo mismo con ellos y la tegnología. Google nos enseña la manera de besar y como engañar a nuestros sentidos, como querer a una fotografía y una ilusión de lo que jamás será.
¿Dónde quedaron los hombres que querían por la mano de cartas expresadas por el error de la tinta y ortografía manual enardecida por el aroma de un perfume que sea  suyo?
Que un mensaje no sea una excusa para no amar ni un no enviado una evidencia para obviar. Que el humor o negligencia de las compañías telefónicas móviles no tendan el fino hilo de nuestra vergüenza a causas injustas o nuestra oportunidad para amar una vez más.  Que nuestra dependencia se sienta bajo el nerviosismo de una guitarra y no bajo los parlantes 2.0 de un I-pod.
¿Dónde es, sino en el cine, donde elegimos una película sin saber siquiera el argumento para poder contemplar allí nuestro primer efímero como eterno, beso? Será que todavía vivo en la época de Sabina y Serrat cantando a tus caderas y tu arrogancia, y no en inbox ni mensajería instantánea. ¿Que más instantáneo que llamarte y poder decirte "te amo", pese a la luz del subte o el sofocamiento del colectivo de turno?

Cienfuegos para ser lo que quieras

Cienfuegos para ser lo que quieras
Juan Martín Cienfuegos lo llamaban. Bajo mucho de los tinglados y tabernas que confundían a los hombres grises en los 70’, planeaba el siguiente movimiento montonero. Otros cuentan que, luego de una operación que no resultó como lo planearon, partió al norte para refugiarse bajo la dudas del efímero mandato de Asbún.
                Después de vacilaciones, de datos y pasos en falso, el gran Cienfuegos está en Buenos Aires. En su figura, se guardan míticas historias como así las discrepancias de su veracidad: desde informante y espía del gobierno en el exterior, hasta mercenario del dinero y no de las ideas.  Se dice también que él fue quien eligió el nombre de Ramón Benítez para Ernesto Guevara de la Serna en su último viaje a Bolivia. ¿Quién diría que el gran Cienfuegos ahora trabaje en una puesto matutino que provee a los ciudadanos de todo tipo de información, desde espectáculos hasta economía y, porque no, pornográfica?
                Desdicha es la suerte y la juventud que abandonó a un asesino para algunos, y tal vez un héroe para otros. Cerca de los antiguos bares que decoran el emerger de las distintas generaciones de la calle Corrientes, se susurra que agotaba su último dólar de alcohol cuando el presidente del Sur partía al cielo, mientras que otro grupo me afirma que en ese momento abría un champán de la nevera al compás de la llamada de su amigo Martínez de Hoz.

                A pesar de que solo sean un par de metros que me separan de él, prefiero no traspasar esa pared que divide el mito de la realidad. Sin embargo, acepto que refuto mi accionar debido a que recientemente corrió la versión que sí, el Cienfuegos de las miles de batallas, ahora mismo está en Atenas en busca de liberación por la apropiación de los cinco medios nacionales de difusión de Grecia, dominadas por solo seis clanes de familias impuestas por el gobierno.