miércoles, 3 de julio de 2013

Gentihombres a la papelera


Los gentihombres se acabaron con la época de la globalización, de la incoherencia en el amar. Que se perdió entre trenes vacios, y bloques de back-up de la cpu. Ahora, cuentan los hombres de más dolores que  satisfacciones, se pone por encima al alcohol y las malas actitudes que al abrigo en el piso siendo puente frente a la tempestad de la lluvia.
La era de des-información nos enseña a amar a través de las teclas y a odiarnos por brillosas pantallas. Como pasó con los guapos y la pólvora, ocurrió lo mismo con ellos y la tegnología. Google nos enseña la manera de besar y como engañar a nuestros sentidos, como querer a una fotografía y una ilusión de lo que jamás será.
¿Dónde quedaron los hombres que querían por la mano de cartas expresadas por el error de la tinta y ortografía manual enardecida por el aroma de un perfume que sea  suyo?
Que un mensaje no sea una excusa para no amar ni un no enviado una evidencia para obviar. Que el humor o negligencia de las compañías telefónicas móviles no tendan el fino hilo de nuestra vergüenza a causas injustas o nuestra oportunidad para amar una vez más.  Que nuestra dependencia se sienta bajo el nerviosismo de una guitarra y no bajo los parlantes 2.0 de un I-pod.
¿Dónde es, sino en el cine, donde elegimos una película sin saber siquiera el argumento para poder contemplar allí nuestro primer efímero como eterno, beso? Será que todavía vivo en la época de Sabina y Serrat cantando a tus caderas y tu arrogancia, y no en inbox ni mensajería instantánea. ¿Que más instantáneo que llamarte y poder decirte "te amo", pese a la luz del subte o el sofocamiento del colectivo de turno?

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