En si no son muchas las cosas por lo que uno vive : sexo, amigos y amor..
Con él siempre su fiel compañera y también viejos templos que lo reciben con un cálido suspiro de la soledad. La música esta para no callar al silencio, cada ser, charlando o divirtiéndose sin ninguna preocupación que lo incomoda. Decido sentarme, más que nada lo necesito por el largo día que me ha tocado marchar. Y ahí veo a mi fiel acompañante, un poco distinta a lo habitual, pero es ella. Alta, rubia, suelta y esplendida como siempre. Cuando la cabeza decide abrir puertas traseras y cegarse con esas cosas que me atormentan, recurro a ella. Las agujas pasan sin ninguna prisa, y cada vez somos menos los habitantes que nos encontramos en el templo. Ya creo que es la hora de cerrar, por eso uno de los encargados decidió acompañarme a la puerta (no tan gentilmente como lo estoy explicando ahora).
Otra noche más, donde el corazón se axficia y la cabeza parece un nido de abejas.
Y en la vereda, veo como los fantasmas, los monstruos, salen debajo de las cañerías, y atacan sin pensarlo a las personas, ellas obviamente, sin darse cuenta. Y así veo estas noches, donde la tristeza de la realidad es imposible de curar. Triste, necesito, que estas noches, terminen..
No hay comentarios:
Publicar un comentario