jueves, 9 de agosto de 2012

El Arrepentido SI

Soy un tonto, un cabeza dura, un inepto. Deje chantajearme por mis impulsos, por su sirueta, por el juego con el que bailan sus caderas. Acepto que seguramente saldré perdiendo de acá, con algunos golpes hasta recibiendo algún beso. Me miras, con esos ojos firmes que dinamitan a cualquier ser humano que trate de resistirse. Me invitás a que pruebe, a que trate de parecer un hombre. El control de mi mismo ya lo acabo de perder recien, cayendo a la palma de tu mano. Con palabras en inglés, o frases de canciones, me confundis, me haces reir. Soy un loser, un perdedor, que ahora traga saliba y reconoce lo tonto que fue. Estoy acabado, no tengo nada más que mis labios y tu cuello, sediento de desesperación, transpirando, esperando que ese momento llegue. Soy un mentiroso, patético, un perdedor, un desagraciado, una persona que aparecio en el lugar y en el tiempo equivocado, que no entiende de seguridad, de justicia, de intereses políticos ni democracias inconclusas. Estoy perdido, en mi propio laberinto sin salida que desaprobecha mi cabeza. No tengo ninguna salida. ¿Dios? Él no está hecho para tipos como yo, ni tampoco lo necesitamos. Me vendí a las coorporaciones, me vendí a cada mendigo que solicitó mi imagen. A campañas de cereales, de preservativos, hasta canales de televisión. Vendí hasta a mi propia madre por un puñado de azucar. Hace 20 años tenía el mundo a mis pies, ellos me suplicaban que les diera algo, migajas, algo mio para llevarse. Me absorbieron, mi tomaron, gota por gota, molecular por molecula, gramo a gramo. Me vieron conducir con 2 mujeres que mi madre nunca se cansaría de golpearlas al tratar de pisar su casa, salir de aquel auto con mis gafas negras en plena oscuridad pasando la medianoche. Así es como vivi, vivi como si tuviera 2 vidas y algo más tal vez, durmiendo en un lugar, y despertando tal vez, a 15 pisos de altura en el medio de la ciudad, solo con mis pantalones y mi celular. "Vayanse a la mierda" les dije, y escupí al conductor del programa y luego al productor que se contactó conmigo para llevarme allí. Al salir, recordé´porqué estaba en este lugar, recordé a mis héroes caidos, enredados entre jeringas de aire y putas con alas, a las personas que me inspiraron a ser quien soy hoy y que también los habia traicionado en cierto modo. Volteo la cebeza hacia ambos lados y no encuentro mi auto, puto idiota, ya ni siquiera tengo auto. Tras palmarme los bolsillos, encuentro mi billetera en el trasero. al abrirla, solo caen pedasos de colores diferentes de cajas de preservativos y un papel que dice" Fuck You", hasta tienen tiempo de putearme en inglés. No recuerdo donde vivía, ni por donde, pequeño problema. Agarró con ambas manos mi cabeza, como si con esa acción pudiera conseguir pensar de forma más eficaz y recordar lo que necesito en este momento. Momento, entre gritos, punk, lesbianas y cigarillos, veo a mi celular. Otra véz busco en mis bolsillos y lo encuentro esta vez en mi campera. Desgraciadamente, no aparece ningun número registrado y entre mis últimas llamadas, nada me parece familiar ni llama mi atención. Ya es pasada la medianoche, no siento ni mis piernas ni me duelen, debe ser que todavía la droga no terminó de salir de mi oganismo. Puedo pensar un poco más claro, pero todavía Metallica sigue reventando mi cabeza. Se pone frío, aunque no lo percibo, así que entró a un bar bajo de clase media del centro. En un principio, un mono de 2 metros de altura se puso delante de mí y no me quería dejar entrar porque no tenía dinero, afortunadamente al ver mi rostro me reconocieron y cambiaron sus insultos por una foto. Un poco sucio, desaprovechado, con los ojos desvelados, un mundo de colores gira sobre mí en aquel bar, siento que todo se centra en mí aunque nadie se haya percatado de mi presecencia. Me siento en uno de las sillas incomodas de la barra mientras apesto a abandono y melancolía. En blanco y negro, se me sienta mi viejo amigo con un jopo impresionante y de traje, me invita una copa de wisky mientras que también aparece él, cegandome por un minuto debido a su cabellera, apoyando su escopeta sobre la barra. A la mierda, si que estoy loco. Los dos me apretan, me pasan su brazo por sobre mi cuello y me dicen "es la hora de volver a bailar". A todo esto, el bar se mezclaba en claros-oscuros todo el tiempo, no distinguía a una persona de la otra, hasta que algo me decía en mi interior que incline mi cabeza. Al hacerlo, creo ver algo, siento ver algo. Mis "amigos" intimos me agarran con fuerza obligando a que me quede sentado, paresco el idiota de Frodo en el Señor de los Anillos. Es fuerte, impotente, me obliga a que vaya en esa dirección. Ellos me susurran que no lo haga, que estoy echandolo todo a perder. Que caeré por un abismo que nunca podré volver a escalar, que ellos nunca se atreverán a cruzar y salvarme. Siento una bestía en mi, no me importa, me importa un carajo lo que estos dos forros estén diciendole a mi oído y a mi cabeza. Con un fortuito movimiento de los brazos, los largo y hago que se esfumen. Camino hacia allí, siento que todo se mueve, que todo cambia, que estoy en otro lugar cuando me golpea al llevar. Estoy ahí, rostro a rostro. Finalmente era ella, ahora entiendo que de aquí no hay regreso.

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