. Anoche fue otro día del cual nunca terminé de partir, de huir de este mundo, o siemplemente, soñar despierto.
martes, 27 de noviembre de 2012
A veces, hasta la misma Buenos Aires parece como una larga pileta olímpica de natación, pero reemplazando agua por autos y contaminación. Agotador, agobiante, el calor me choca en el rostro mientras me hace verte pasar como un bil espejismo, que se aprovecha de mi deprobable situación. A falta de camellos en Atacama, acá tenemos cartoneros con nobles corceles que habitan en un lugar en donde la naturaleza no los predestinó. Sediento de tus besos, de los ojos llorosos en que las señoras algo pálidas me saludan dandome las buenas tardes, me encuentro yo esperando al 83. Con un viejo blues, un gato pasa por debajo de los autos robando migajas de sueños que se vieron estropeados por la cruda realidad de la clase obrera argentina. Algunos dirán que era negro, otros blanco, para mí es una mezcla entre los dos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario